Una sociedad que atiende a la música es una sociedad que sabe escucharse a sí misma y a otras.
La mayor riqueza del estado de Sinaloa es su gente. Más allá de los enormes recursos naturales e industriales que posee, el talento de sus artistas y académicos ha brillado en México y, en algunos casos, en el mundo. Una lista que, lejos de ser completa, debe incluir, en música, a los cantantes Pedro Infante, Lola Beltrán, Amparo Ochoa y, naturalmente, el compositor José Ángel Espinosa “Ferrusquilla”. En literatura destaca el gran poeta Gilberto Owen, y en esta lista de importantes creadores no pueden quedar fuera Enrique González Rojo, Inés Arredondo, Dámaso Murúa, Jaime Labastida, Norma Bazúa, César López Cuadras, y la figura central de la literatura sinaloense contemporánea: Elmer Mendoza. Entre la academia y la investigación histórica han destacado, entre otros, Gilberto López Alanís, José Ángel Pescador Osuna, Ernesto Higuera, Herberto Sinagawa, y Antonio Nakayama, quienes han hecho grandes aportaciones al mundo educativo y académico de Sinaloa. Como si esto fuese poco, en el estado también han destacado figuras en las artes plásticas, en la música culta y la ópera, y en la danza, donde los nombres que debemos tener presentes son el del pintor Antonio López Saénz, el del director de orquesta Enrique Patrón de Rueda, la coreógrafa Chepina Guerra, y el gran exponente de la danza a nivel mundial, José Limón.
De entre los esfuerzos virtuosos de personalidades como éstas se creó en 2001 la Orquesta “Sinaloa de las Artes” —que tomó el nombre del Festival “Sinaloa de las Artes” (fundado en 1987), durante la gestión del gobernador Francisco Labastida Ochoa y la doctora María Teresa Uriarte—, agrupación que en 2004 creció para convertirse en la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes (OSSLA), y que el 25 de octubre del año en curso ha cumplido 20 años ininterrumpidos de actividad orquestal, alcanzando en distintos momentos a todos los municipios de la entidad. A lo largo de este trayecto se ha creado un público afín a lo sinfónico, a la ópera, a la música de cámara, y, más recientemente, a la música de arte de compositores contemporáneos. La escuela de artes “José Limón”, del Instituto Sinaloense de Cultura, brinda formación musical a jóvenes, en parte, gracias a la labor docente de integrantes de la OSSLA, que además de intérpretes, se desempeñan como maestros. Tras su fundación, la orquesta ha hecho posible numerosas producciones de ópera, que han reforzado la existencia de los Talleres de ópera en Culiacán y Mazatlán, de los cuales ha surgido un serie de voces líricas que mantiene una presencia importante dentro y fuera del país. Con ello, el gusto por el género operístico ha impregnado gradual y consistentemente la tradición cultural del estado, y se ha vuelto incluso parte del interés del turista.
Los logros de Sinaloa son logros de su gente, una sociedad que preserva la riqueza de sus tradiciones, y que a la vez se muestra abierta a nuevas expresiones de las distintas culturas y artes del mundo. Como sede de la Sinfónica Sinaloa de las Artes, la ciudad de Culiacán es el hogar de músicos provenientes de países como Bulgaria, Hungría, Rumania, Ucrania, Kirguistán, Polonia, Rusia, España, Estados Unidos, Ecuador, Colombia, Perú, Venezuela, y naturalmente México, entre otros.
Celebrar dos décadas de música orquestal en Sinaloa, consiste en comprender su porqué y para qué. Un estado en el que existen artistas, es un estado que sabe soñar; una sociedad que atiende y respalda a la música de arte, es una sociedad que sabe escucharse a sí misma, y que sabe escuchar a todas las voces.
—De música se habla sin bemoles—