Conmemoramos 146 años del nacimiento de uno de los compositores mexicanos más interesantes y polémicos de nuestra historia, cuyas ideas impactaron de inmediato en la manera de pensar la música. 

 

Un 28 de enero como hoy, hace 146 años, nació Julián Carrillo en San Luis Potosí, compositor, director de orquesta, teórico e inventor mexicano. Murió un 9 de septiembre de 1965 en su casa de San Ángel de la Ciudad de México, lugar que visité continuamente entre 2002 y 2009, mientras escribía una tesis acerca de su catálogo integral, en el cual se cuentan poco más de 170 obras y una veintena de libros y folletos. Su nombre es ciertamente conocido por un gremio internacional, así como el hecho de que es autor del Sonido 13, una teoría y sistema de composición musical basado en la utilización de fracciones de tono más pequeñas al medio tono convencional. Coincidencia o no, cerca de 13% de sus obras musicales han sido interpretadas a la fecha. La mayoría de su obra e ideas continúan a la sombra. 13 ideas suyas, prácticamente desconocidas hasta ahora:

 

1.- En 1900, a la edad de 25 años, asistió al Congreso Internacional de Música de París que presidió Debussy, donde el joven compositor propuso una nomenclatura para las notas musicales. Partía del sistema anglosajón, pero lo perfeccionaba. Por ejemplo, las notas “Mi” y “La”, que son representadas por las vocales “E” y “A”, respectivamente, deberían llamarse “K” y “P”. De este modo, al enunciar estos sonidos con consonantes fricativas, el ejercicio verbal del solfeo resultaba más ágil, a sabiendas de que, en música, fracciones de segundo son de suma importancia. Asimismo, la propuesta evitaba diptongos que nacen de casos como por ejemplo “Eis” (Mi sostenido), que para Carrillo debía resultar en el vocablo “Kis”. Hasta aquí, el pensamiento del compositor sigue siendo tonal. 

2.- En 1922 compuso su emblemático Preludio a Colón, la primera obra de concierto en emplear dieciseisavos de tono. Destaca el empleo de la voz femenina, articulando pequeñas porciones de tono, así como del arpa que, con 96 cuerdas, cubre el rango de una octava. Nace aquí la necesidad de emplear números para referir a las notas musicales. El intérprete deberá leer entonces las cuerdas a accionar entre el número 0 y el 95.

3.- En 1925 ofreció un concierto con música microtonal de acuerdo con su naciente teoría del Sonido 13. Instrumentos clásicos adaptados o construidos para la ocasión, constituyeron un ensamble único. Guitarra, chelo, violín, flauta, clarinete, vina, arpa-cítara, además de voz. Ni qué decir de los pianos ¨metamorfoseados”, que años después, expuestos uno junto al otro, ofrecían un recorrido desde los tonos completos, los medios tonos, los tercios, cuartos y quintos, hasta llegar a los dieciseisavos.

4.- Planteó por escrito la formación de una orquesta integrada por 512 músicos, y nuevos instrumentos, tales como súper-violines, violines más pequeños y agudos que el instrumento tradicional; o el sub-contrabajo, un contrabajo más grande que el habitual. Pero también por instrumentos de cuerda y de aliento que “llenan” los supuestos vacíos acústicos entre secciones instrumentales, como aquel entre violas y chelos, por ejemplo.

5.- En lugar de las cuatro cuerdas convencionales del chelo, sugirió utilizar sólo tres, y afinarlas por octavas. En el caso del contrabajo, planteó afinarlo por quintas.

6.- En 1941 publicó el Método Racional de Solfeo, una tratado pedagógico dirigido a la población en general, donde los sonidos son representados por números y que suponía que cualquiera podía aprender a leer música de inmediato, apelando al pensamiento lógico. “Do” será el número cero, “do sostenido” el número 1, y así, en sucesión ascendente. De este modo, sólo hay una manera de nombrar a cada sonido evitando ambigüedades. El primer ejemplo del método es el Himno nacional mexicano. «Do, mi, sol… sol, la, si, do» resultan en «0, 4, 7…  7, 9, 11, 0».  Entre 2010 y 2012, tuve la oportunidad de aplicar dicho método al impartir una clase de coro en el Centro de Investigación y Estudios de la Música (CIEM) de la Ciudad de México. Considero que el fruto pedagógico, como afirmaba el autor, era inmediato.

7.- En 1947, Carrillo realizó un experimento en Nueva York, en el cual demostró que el segundo armónico de la escala natural de los sonidos, no corresponde a la octava justa, al resultar un poco calante. Esto contradijo el principio aceptado desde Pitágoras. 

8.- En 1948 consideró en su Tratado sintético de contrapunto, especulaciones para casos inverosímiles a más de veinte voces y un número infinito de ellas.

9.- Describió la instrumentación específica de cada uno de las distintas bandas militares de Europa, Estados Unidos y México. 

10.- En 1949 publicó sus Leyes de metamorfosis musicales (escritas en 1927) como guía para la composición. Con ello se anticipó a compositores como Bruno Maderna y Franco Donatoni, entre otros.

11.- En 1957 exploró el potencial combinatorio en las escalas y los acordes musicales,  anticipándose a trabajos clásicos de teóricos como Allen Forte.

12.- En el mismo año, publicó su Sistema General de Escritura Musical. Stokowski fue quizás, además de Carrillo, el único director en interpretar alguna obra en este sistema. 

13.- Hizo algunas reflexiones acerca del oficio de dirigir orquesta. Partió de la figura de Richard Wagner, autor de uno de los textos pioneros en el tema.

 

Hoy, a casi un siglo de la creación de la primera composición en dieciseisavos de tono, se da ocasión para revisar la obra de un mexicano que en vida recibiera reconocimientos tales como la nominación al Premio Nobel de Física en 1950; la Legión de Honor del Gobierno Francés y la Gran Cruz del Mérito del Gobierno Alemán, ambas en 1956; así como la Medalla al Mérito Cívico en 1964.